LA CURVA









Sabía que cuando se perdían los zapatos,  el accidente era grave, muy grave,  la mayoría de veces con muertes.
Por eso, cuando la vio en la carretera, descalza haciéndole señas, supo que era la victima del accidente que acababa de ver en unas curvas anteriores, con un bulto tapado por una manta escocesa, tuvo intención de parar, pero los guardias que estaban al cuidado del siniestro, le hicieron señas insistentes de que continuase.
Las luces de los vehículos se reflejaban en el asfalto mojado, cruzándose los destellos azules de la policía con los anaranjados de la ambulancia, quedando atrás, cuando la encontró.
Su tez era muy clara, casi transparente, con una mirada muy oscura y penetrante, su pelo moreno le caía por encima de los hombros de una forma descuidada, por encima de un chal perlado que medio escondía algo, con faldas de vuelo, caídas sin ondear. 
Llevaba un paquete en el regazo, en realidad un cucurucho de papel mal hecho con unas hojas de La Vanguardia y más concretamente de la sección nacional, era observador,  pero la reconoció por la foto sobre una manifestación en las puertas de un centro médico, en protesta por el recorte de presupuesto en sanidad pública.
Al verla ahí, tan desvalida, con el cucurucho conteniendo sus vísceras, no tuvo por menos que frenar en seco para recogerla, no le abrió la puerta, sabía que no era necesario. Cuando paro ante ella, ni le sonrió, ni mostro señal de agradecimiento alguna, ni mucho menos le dirigió la palabra, pero ya sabía dónde tenía que llevarla.

2 comentarios:

  1. Las luces anaranjadas, las azules, el zapato...un accidente, sin duda grave.
    Me quedo con ese fondo para imaginar una mujer con un cucurucho de papel de periódico en el regazo.
    Impacta.
    Un abrazo.

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  2. La niebla acoge en su seno el coche con sus dos ocupantes.Fundido en negro. Un abrazo.

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