Ultimo tren

Siempre le decían que iba a perder el último tren, estaban pesados con el tema, familiares y amigos.

 Al fin un día que se sentía doliente consigo misma, accedió a desplazarse en un tren.

Se desplazó a la estación más próxima a su residencia, con cierta desconfianza ante un medio desconocido; ella que siempre se desplazaba en coche, dispuesta por su futuro sentimental, a cambiar de  medio.

Pidió consejo al expedidor automático, pero no se sintió nada comprendida por la voz metálica de una competidora, estaba claro.

Sentada en el anden, mirando de reojo a los usuarios masculinos, se sintió un tanto desplazada, lo estaba, fuera de su ambiente y creyendo que su futuro estaba en unas vías.

Cuando oyó el silbido y vio entrar la mole metálica con su destino, no lo dudo ni un momento y se incorporó al último tren en salir de la estación.

4 comentarios:

  1. Hola!
    Te paso el dato de El Semillero, es un directorio de blogs nuevos:
    http://elsemillerodeblogs.blogspot.com/

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    1. Gracias, me lo pase genial viéndolo, es una buena propuesta, Un saludo.

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  2. El expendedor automático no entendió destino, expelió en un acento insondable un precio y ella no puedo evitar subir al tren sin billete.
    El revisor, en contra de la normativa, entendió la confusión y permitió que viajara tranquila hasta su destino.
    Si te parece.
    Un abrazo.

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    1. Gracias Albada, el revisor con años de oficio, entendía los diferentes motivos para un viaje, además odiaba las máquinas.
      Si te place. Un abrazo.

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